Dr. Carlos Mautalen

Presidente AAOMM 1986/87

 

Los objetivos fueron logrados

En 1980 concurrí por primera vez a la segunda reunión anual de la American Society for Bone and Mineral Research (ASBMR) que se celebró en Washington. La Sociedad se había formado sólo un año antes y había celebrado su primera reunión el año anterior en San Diego.

Como ocurre con una Sociedad de reciente formación, el grupo era relativamente pequeño –creo que había alrededor de 300 participantes– no había reuniones paralelas ni simposios auspiciados por la industria y la comunicación entre los miembros era intensiva y fructífera. En ese momento el único requerimiento para asociarse era presentar antecedentes valederos de participación en grupos (y trabajos) dedicados a la investigación en los temas específicos del metabolismo óseo y mineral.

La reunión de Washington me impresionó muy favorablemente. Hasta ese entonces los trabajos científicos de nuestra especialidad deambulaban por distintas sociedades: endocrinología, reumatología –sobre todo en Europa– ortopedia y algunas otras. También se celebraron reuniones periódicas sobre vitamina D, sobre PTH y hasta sobre el Metabolismo del Fósforo! Sin mencionar a la más antigua Bone and Tooth Society de origen británico.

Pero esta fue la primera vez que se intentaba nuclear en una sola reunión anual a todos los que estaban relacionados con la investigación de las enfermedades metabólicas del esqueleto.

Pensé que, salvando las distancias, una sociedad similar en nuestro país podría tener un rol estimulando a los escasos grupos de investigación existentes y a lo mejor proporcionando la formación de otros nuevos.

Creo que recién en 1982 hicimos una reunión preliminar de una docena de personas, no muy convencidas de la idea, en un salón del hotel de la Américas donde se efectuaba una reunión sobe Calcitonina, organizada por Sandoz. La coordinamos junto con Osvaldo Blanco, pediatra del Hospital Italiano que se había entrenado con Sonia Balsan en el Enfant Malades de París. Gracias al apoyo de Günther Fromm quedamos a cargo de intentar organizar una Sociedad en nuestro país a imagen y semejanza de la Americana.

Para lograr ese propósito fue muy importante el apoyo de los pocos grupos dedicados al tema en nuestro país: Fisiología de Rosario dirigido por Rodolfo Puche, química de Bahía Blanca dirigido por Ricardo y Ana Boland y los grupos que hacían investigación clínica en el Hospital Italiano y en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires.

Finalmente, el 15 de julio de 1983 se efectuó en la Cátedra de Anatomía Patológica de Buenos Aires, gestionada por el Dr. Héctor Gallardo, la reunión fundacional en la que se aprobaron los estatutos y se designó la primera Comisión Directiva.

Los estatutos tenían algunas disposiciones novedosas para nuestro medio (siguiendo el ejemplo de la Sociedad de Investigación Clínica). No era necesario ser médico para pertenecer a la Sociedad, lo que la diferenciaba de las sociedades nucleadas en la Asociación Médica Argentina que sólo aceptaban a otros profesionales –químicos, bioquímicos, físicos– como ciudadanos de segunda categoría sin voz ni voto ni posibilidades de ejercer cargos jerárquicos. En cambio, para ser miembro era necesario acreditar trabajos en investigación básica o clínica sobre los temas de la especialidad.

Confirmado lo mencionado fue nombrado Primer Presidente Rodolfo Puche, bioquímico de reconocida autoridad en la materia y jefe de un grupo de investigación en Rosario. La Sociedad nació así multidisciplinaria y federal –no atada a la omnipresente ciudad de Buenos Aires–.

En noviembre de 1983, Sandoz organizó un gigantesco meeting internacional sobre Calcitonina, con un muy importante grupo de disertantes internacionales y una numerosa concurrencia de nuestro país y países vecinos.

La reunión fue de dos días, jueves y viernes 8 y 9 de noviembre en el Hotel Libertador (Córdoba y Maipú). Gracias a la generosidad de tres invitados del exterior –Greg Mundy, Carlo Gennari y Charles Nagant de Deuxchaisnes– y no menor gentileza de Sandoz, la Sociedad (que por una vuelta inesperada se llamó Asociación) se presentó en sociedad el sábado 10 de noviembre por la mañana, celebrado en el mismo salón que el meeting sobre calcitonina, y con una calificada cantidad de asistentes a los que se le anunció la formación de nuestra entidad. Previamente se había celebrado en el mismo lugar la 1° Asamblea Ordinaria el día 8 de noviembre.

Después de la primera y exitosa presidencia de Rodolfo Puche, me tocó ocupar dicho cargo durante el bienio 1986-1987. El primer año se organizó la reunión anual en el Círculo Oficiales del Mar, cuyo cómodo anfiteatro y amplio foyer permitieron desarrollar la que considero fue un exitoso meeting. Se presentaron alrededor de 45 comunicaciones orales, que creo incluía prácticamente la totalidad de los trabajos de investigación que se hacían en nuestro medio. El Dr. Fromm dio la Conferencia principal sobre los “Raquitismos hipofosfatémicos” con su reconocida solvencia. Se consiguió el apoyo de alrededor de una decena de laboratorios farmacéuticos que colocaron stands, lo que permitió un balance económico positivo, incluyendo la cobertura del costo de viaje y alojamiento de los autores del interior que presentaron comunicaciones. El meeting se cerró con una cena de camaradería en un restorán en Tagle y Figueroa Alcorta que ya no existe y cuyo nombre se ha desvanecido de mi memoria (posiblemente no de la de otros).

El año siguiente, 1987, correspondía organizar la reunión en el interior del país. Tuvimos la idea de hacer la reunión en Huerta Grande, Córdoba, en conjunto (o adherida) con la Sociedad Argentina de Reumatología, de ya larga tradición y elevado índice de asistencia. Pensamos que era una forma de dar a conocer a nuestra Sociedad ante un grupo de profesionales con afinidad con el tema de las enfermedades óseas. Se efectuó como actividad en conjunto de ambas sociedades un Simposio y las comunicaciones libres se presentaron como pósters. La idea no fue exitosa. La mayoría de los miembros consideró que hubo poca oportunidad para el intercambio de ideas y que finalmente nuestro grupo se diluyó dentro de otra sociedad más numerosa. La experiencia creo que no fue repetida.

Se trató de estimular el ingreso de miembros y estimó que al terminar nuestro período contábamos con alrededor de 100 miembros en actividad con la incorporación de algunos grupos nuevos, como Odontología de la UBA y química de Córdoba.

En síntesis, creo que nuestro período de presidencia cumplió con la misión de ser uno de los eslabones iniciales en la exitosa cadena que ya lleva un cuarto de siglo nucleando y estimulando la investigación original sobre el metabolismo óseo y mineral en el país, finalidad para la que fue fundada en 1983.

 

 

Dr. Carlos Mautalen