Dr. Emilio J. A. Roldan

Presidente AAOMM 2002/03

El Disenso, la Imparcialidad y el Humanismo como Ejes de una Estructura Societaria

Si me preguntan acerca de AAOMM afirmaría que es un paradigma de asociación profesional, al menos en nuestro medio. Y digo esto porque asociaciones hay muchas y no todas tiene el origen, propósito, conformación y servicios que puede transparentemente exhibir la AAOMM. Para quién lleva ya muchos años en el ejercicio de la profesión y tiene una “lectura” experimentada en esto de asociarse con colegas, es factible distinguir entre las asociaciones que sirven a los profesionales de aquellas que se sirven de los profesionales. Sintomáticamente las conferencias realizadas por las primeras terminan con discusión y algo de aplausos, las de la segunda con algo de discusión y aplausos. De las primeras uno se lleva cambios e ideas, de las segundas tan solo se vuelve con un certificado de asistencia. AAOMM sirve como modelo porque tiene ejes estructurales sólidos y de los cuáles pude testimoniar en mi experiencia presidencial y que aquí les resumo.

La AAOMM fue ideada por investigadores y profesionales asistenciales de diferentes ramas biomédicas. Y no es casual que la riqueza profesional se encuentre más en la opinión diversa que en la de los pares de tareas. Asimismo, la tan necesaria crítica de opinión (todo lo contrario, a la medicina Galénica) puede facilitarse si se debate entre personas sin conflicto ni intereses profesionales directos; y con dificultad tal clima pueda lograse en el interior de una cátedra, un servicio, o un laboratorio donde las jerarquías y costumbres se imponen sobre el disenso. En el desarrollo de un congreso se despliegan conferencias, estas tienen un parte de exhibición del problema y otra de discusión del mismo. Si el porcentaje de tiempo que se permite para la segunda parte es exiguo la chance de progresar en ese campo de la ciencia también lo será. Existen asociaciones en cuyos congresos el debate es inexistente, en los que la audiencia debe consentir o solo notificarse de la parte que ha sido exhibida. Y entonces un acto científico congresal termina comportándose como un cursillo elemental o un acto social sin trascendencia científica. Los propósitos de AAOMM han sido y son claramente científicos, no me atrevería a decir que siempre, pero predominantemente los programas han sido libres de influencias comerciales, originales, cambiantes y con oportunidades para que el disenso estimule el progreso del conocimiento.

En otro orden de cosas, la interrelación científica entre la Academia y la Industria ha sido siempre conflictiva en nuestro país. Como investigador, mi origen es el sector industrial farmacéutico, puedo ver ahora que mi presidencia fue un experimento cultural inaudito. En efecto, una muestra general de ineficiencia que aún persiste en nuestro medio es la escasa cooperación existente entre el sector académico y privado. Como que se vivieran dos ciencias paralelas e irreconciliables. En los EE.UU, por el contrario, ese vínculo es promocionado como un motor poderoso del desarrollo del país. Lograr la convivencia requirió de un proceso y un tiempo. Recuerdo que para el nacimiento de AAOMM fueron importantes las iniciativas del Dr. Esteban Montuori, junto a su inseparable amigo el Dr. Günther Fromm, sin embargo, el origen “industrial” del primero lo mantuvo alejado de las comisiones directivas iniciales. Y la desconfianza corporativa es mutua, doy fe, ya que varias empresas en su momento justificaron la ausencia de apoyo a AAOMM por mi origen industrial; de “la competencia” decían, sin pensar que una sociedad científica no es un presidente sino todos sus asociados y sus fines. Por ello el hecho de que los miembros de AAOMM eligieran en el 2001 un presidente del sector industrial marcó, en ese entonces un modelo moderno de trabajo imparcial, en el que las personas valen por si mismas y no por su circunstancia laboral.

Ciencia sin humanismo tampoco es un elixir muy potable. Fueron años de crisis aquellos cuando en el país regía el “corralito”, la “devaluación y la pesificación” de los fondos; y un hermetismo bancario en procura de sostener prioritariamente a la estructura financiera. Las actividades académicas fueron mermadas, en especial aquellas que habitualmente eran sostenidas por el apoyo de la industria. Y no solo en lo económico el país hizo también jirones a sus patrones culturales y sociales. En ese tiempo, aproximadamente un 80% de los congresos médicos se suspendieron y los congresos internacionales como el Mundial de Transplante de Órganos, del 2002, se trasladó al exterior. La AAOMM en peor circunstancia no podría estar. Sin embargo, se cumplió con el desarrollo del simposio satélite internacional de Hueso y Transplante y las reuniones anuales XX y XXI respectivamente desarrolladas en Buenos Aires y Mendoza, en las que pese a las dificultades la actividad académica y el número de presentaciones científicas se mantuvieron en el estándar. No fue ajena a ello la comisión directiva de entonces, y el gesto generoso de la presidenta electa, y su staff, en la salvaguarda de las reuniones anuales. En AAOMM hay una natural eficiencia profesional, pero cuando la demanda crece, se rescata el perfil humano de sus asociados. Yo he visto a los socios “remar” en esos años, y solo se “rema” cuando existe pasión además de interés.

A la asociación seguramente le queda un buen resto por pulir. Ciertamente los futuros presidentes y su comisión deberán trabajar para que la AAOMM sea más masiva en su alcance societario, que integre mejor a los investigadores y médicos notables que realmente pueden brindar aportes originales a la osteología. Que se atreva a trabajar en un formato que posibilite las discusiones más integrales aún, sin necesariamente pensar en las pautas, modas e influencias del exterior. Además, que se muestre como modelo de trabajo asociado en estos tiempos de anosmia por los valores intelectuales. La AAOMM ya tiene una buena fórmula en su estructura: disenso + imparcialidad + humanismo; una buena base que le permitirán resolver los desafíos futuros como asociación profesional y eso es lo que puedo decir como experiencia de presidencia de la Asociación. 

Dr. Emilio J. A. Roldán